6 de enero de 2011

Pilot

Hacía mucho tiempo que no escribía, y, realmente, lo necesitaba. Hay veces en las que enfrentarse a una hoja en blanco (cámbiese hoja por pantalla) crea en el escritor un pánico y terror incognoscible. Otras, sin embargo, te recrea, te hace sentir un Poe del futuro, y te hace soñar en lo que puedes llegar a escribir, en lo que puedes llegar a contar si en ese preciso instante tus dedos comenzasen a teclear...
pero eso nunca ocurre, y día tras día, noche tras noche, tu mirada vuelve a fijarse en esa hoja en blanco. Y cambias ideas, cambias frases, cambias gustos, retóricas e incluso temas. Pero el reloj da siempre medianoche y la página sigue estando en blanco, y te acuestas pensando que mañana, será ese día... y el mañana nunca llega.



Hay quien dice que escribir es una droga. Algo que una vez que lo pruebas, te hace caer una y otra vez. Yo, pienso que realmente escribir es lo que nos libra de esa droga llamada 'día a día'; escribir es eso que nos libera de la tediosa realidad, y que hace que tu cabeza no estalle en mil pedazos, permitiéndote vivir otras vidas, probarte otros nombres.

Pero un día, te armas de valor, das un golpe en la mesa y decides que ya es hora de decir todo lo que piensas y dar sepultura a la inmortal hoja en blanco. Y hoy ha sido ese día. La página en blanco se ha ido llenando de estas letras y palabras.

Oscar Wilde decía que para escribir sólo existen dos reglas: tener algo que decir y decirlo... que así sea.

2 comentarios:

  1. Pues me alegra que haya llegado el día. Aquí tienes un lector para ver lo que escribes en tu pantalla.
    Sé muy bien lo que dices, a mi también me ha pasado, pero como dice Manolo García, ni una página en blanco más :)

    ResponderEliminar
  2. Ey Nando! Me alegra de que estés por aquí, yo también te seguiré... aunque mis lecciones de valenciano son más bien pobres.
    Un saludo

    ResponderEliminar