1 de noviembre de 2013

Historia y Música: La carga de la Brigada Ligera

   25 de octubre de 1854. Región de Balaklava, a pocos kilómetros de Sebastopol. Guerra de Crimea. El ejercito del imperio ruso se enfrenta contra una coalición entre Reino Unido, Francia y el Imperio Otomano. El ejercito aliado asedia Sebastopol, y los rusos, en un intento de levantar el cerco y neutralizar la cabeza de playa que usaban los aliados para recibir abastecimientos, realiza una ofensiva.
   Los aliados querían dar un golpe de efecto, castigando y tomando la base de la armada rusa en Sebastopol, bloqueando navalmente con la Royal Navy y simultáneamente asediando la ciudad.
El 25 de octubre se estableció el contacto entre las fuerzas aliadas y las rusas, superiores en número. Durante el transcurso de la batalla hubo acciones memorables del ejercito inglés, como cuando el 93º ejército de Highlanders del ejercito británico, comandados por Sir Colin Campbell (con la memorable frase “Soldados, no hay retirada posible desde aquí. Deben vivir o morir donde se encuentran”), con no más de 500 hombres, retuvo un ataque de la caballería rusa compuesta por 2500 almas que intentaba asaltar el aun desorganizado y vulnerable campamento británico; acción conocida como “La Delgada Línea Roja” (The Thin Red Line), que luego inspiró a James Jones para escribir la novela homónima sobre la batalla de Guadalcanal en la Segunda Guerra Mundial, y que fue, por dos veces, adaptada al cine, con el mismo nombre... Pero eso es otra historia.


La Carga de la Caballería Lígera ( Richard Caton Woodville, Jr.)
   La historia de hoy trata de la Carga de la Brigada Ligera, o, como pasó a conocerse, “La Cabalgada al Infierno”.  
    Para ser fieles a la historia, empezaremos por el que, al parecer, fue desencadenante y posible causa de este fiasco. El ejercito aliado había desembarcado en el Mar Negro, y las tropas se reagrupaban para el asedio a Sebastopol. Unos días antes de la batalla, el general al cargo de la operación, Lord Raglan, designo como General de la División de Caballería a George Charles Bingham, Earl de Lucan, y como General de la Brigada Ligera de Caballería a su cuñado, Lord Cardigan. Ambos aristócratas mantenían una dura rivalidad y enemistad pública, con frecuencia tenían enfrentamientos. El hecho de que Raglan designara a Lucan superior de Cardigan introdujo el vector de perturbación en la cadena de mando que desencadenó en las fatales consecuencias.
     El 25 de octubre se producía el contacto entre fuerzas aliadas y rusas. El ejercito ruso era mayor  en número, y los altos cargos ordenador avisar a unos 30.000 soldados que formaban la avanzadilla y que estaban ya a las puertas de Sebastopol, dar media vuelta para ayudar en la batalla. Ese ejercito nunca llegó a tiempo, ya que, según cuentan, su comandante no interrumpió su desayuno inglés para ponerse en marcha.
      Las tropas rusas estaban formadas por aproximadamente 20 batallones de infantería con el apoyo de más de 50 piezas de artillería y varios regimientos de cosacos y húsares. Estas fuerzas estaban desplegadas a ambos lados y al fondo de un valle existente entre la colina de Fedyukhin y la de la calzada. A este valle, años más tarde, el poeta Alfred Tennyson lo denominaría "El Valle de la Muerte". Con el ejercito disponible, Lord Raglan inició la batalla. Lucan recibió una orden del comandante en jefe del ejército, Lord Raglan, indicando que "la caballería avance rápidamente hacia adelante, persiga al enemigo, e intente impedir que retire sus cañones. La artillería montada puede acompañare. La caballería francesa se encuentra a su izquierda. Inmediato".
Batalla de Balaklava

     Lord Lucan distribuyó a la caballería, y ordeno a Lord Cardigan, atacar el centro del valle con la brigada ligera, mientras que la pesada cargaría de frente sobre la posición de la artillería rusa. Pero al poco de iniciarse el movimiento, la Brigada Pesada, abortó el ataque por orden de Lord Lucan, ante lo impracticable de la acción. Lord Cardigan no recibió ninguna orden de retroceder, y dirigió a sus jinetes al centro del vale, expuestos al fuego de la infantería en el centro, y a la metralla de la artillería en sus costados. La brigada alcanzó el contacto de las fuerzas rusas en el fondo del valle y penetró rompiendo la línea de fusilería. Cuando, por fín, la brigada pesada decidió actuar y cubrir la retaguardia de la ligera, era demasiado tarde. Lord Cardigan había ordenado la retirada, por las cuantiosas bajas que estaba sufriendo en batalla, y durante el retroceso de las tropas, la artillería rusa mermó aun más a los supervivientes de la masacre. Como consecuencia de esta acción, tan valerosa como inapropiada, la Brigada Ligería, compuesta por cinco regimientos de Dragones Ligeros, Lanceros y Húsares, unos 670 jinetes, fue casi totalmente aniquilada.
     Cardigan describió después, en Londres, el combate así:
«Avanzamos por una pendiente gradual de más de un kilómetro, las baterías vomitaban sobre nosotros obuses y metralla, con una batería a nuestra izquierda y una a nuestra derecha, y el espacio intermedio erizado de fusiles rusos; así cuando llegamos a 50 metros de la boca de los cañones que habían arrojado la destrucción sobre nosotros, estábamos, de hecho, rodeados por un muro de fuego, además del de los fusiles en nuestro flanco.
Mientras ascendíamos la colina, el fuego oblicuo de la artillería caía sobre nuestra retaguardia, de tal modo que recibíamos un nutrido fuego sobre la vanguardia, los flancos y la retaguardia. Entramos en el espacio de la batería, la atravesamos, los dos regimientos en cabeza hiriendo un gran número de artilleros rusos al pasar. En los dos regimientos que tuve el honor de dirigir, cada oficial, con una única excepción, fue o bien herido, o muerto, o vio al caballo que montaba muerto o herido. Estos regimientos pasaron, seguidos por la segunda línea, formada por dos regimientos suplementarios, que siguieron con su deber de herir a los artilleros rusos.
The Relief of the Light Brigade (Richard Caton Woodville)
Después vino la tercera línea, formada por otro Regimiento, que completó la labor asignada a nuestra Brigada. Creo que ello se hizo con verdadero éxito, y el resultado fue que ese cuerpo, formado por tan sólo 670 hombres aproximadamente, logró atravesar la masa de la caballería rusa que —como hemos sabido posteriormente— disponía de 5.240 hombres; y habiendo atravesado esta masa, dan la vuelta, como dice nuestra expresión técnica militar, «al fondo de todo», y se retiraron de la mismo modo, provocando tantos daños como era posible en la caballería enemiga. De regreso a la colina de la que había partido el ataque, tuvimos que sufrir la misma mano de hierro y padecer el mismo riesgo de disparos de los tiradores en nuestro flanco que a la ida. Muchos de nuestros hombres fueron alcanzados, hombres y cabalgaduras resultaron muertos, y muchos de los hombres cuyas monturas murieron fueron masacrados cuando intentaban escapar.
Pero, mylord, ¿cuál fue el sentimiento de estos valientes que regresaron a su posición, de cada regimiento no retornó sino un pequeño destacamento, dos tercios de los efectivos implicados en la acción se habían perdido?. Creo que cada hombre que participó en este desastroso asunto de Balaklava, y que tuvo la bastante suerte como para seguir con vida, debe notar que fue solamente por un decreto de la Divina Providencia que escapó a la muerte más cierta que era posible concebir»
     Días después, el 9 de diciembre de 1854, Alfred Tennyson publicó el poema "La carga de la Brigada Ligera", donde intentó glorificar este suceso, al tiempo que lamentaba la triste futilidad de la carga. [Poema]

    129 años después, Steve Harris, junto con Bruce Dickinson (licenciado en Historia Antigua en el Queen Mary and Westfield College de la Universidad de Londres), basándose en el poema de Alfred Tennyson, compusieron una de las mejores canciones de la historia del Heavy Metal.

    Aquella canción se tituló "The Trooper", y ese grupo era Iron Maiden.





You'll take my life but I'll take yours too 
You'll fire your musket but I'll run you through 
So when you're waiting for the next attack 
You'd better stand, there's no turning back 

The bugle sounds the charge begins 
But on this battlefield no one wins 
The smell of acrid smoke and horses breath 
As I plunge on into certain death 

Ooooooooh 
Ooooooooh 

The horse he sweats with fear, we break to run 
The mighty roar of the Russian guns 
And as we race towards the human wall 
The scream of pain as my comrades fall 

We hurdle bodies that lay on the ground 
And the Russians fire another round 
We get so near yet so far away 
We won't live to fight another day 

Ooooooooh 
Ooooooooh 

We get so close near enough to fight 
When a Russian gets me in his sights 
He pulls the trigger and I feel the blow 
A burst of rounds take my horse below 

And as I lay there gazing at the sky 
My body's numb and my throat is dry 
And as I lay forgotten and alone 
Without a tear I draw my parting groan 

Ooooooooh 
Ooooooooh


P.D.: Lord Cardigan siempre vestía una chaqueta de lana, abierta por la parte delantera, que se abrochaba con varios botones y con el cuello en forma de pico. Debido a la fama que alcanzó (buena o mala, según se mire) después de estos hechos, esa prenda pasó a denominarse cárdigan.

10 de octubre de 2013

La paradoja de nuestro tiempo...

"La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más títulos académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.


Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco y vemos demasiada televisión.


Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.


Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos hace difícil cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos 
hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.


Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.


Estos son tiempos de comidas rápidas y digestiones lentas, de hombres de gran talla y cortos de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes 
rápidos, pañales desechables, moral cambiante, amores de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.


Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre. Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.

Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.


Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.


Acuérdate de cogerte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.


Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.


Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan."

-GEORGE CARLIN-