2 de mayo de 2016

Química Lírica (IV)

Dardos de sangre clavados
en centros de rosas por pudrir. 
Miradas perdidas, en ojos ahogados
en la esperanza de un sueño por vivir.
Y quema más el sol de mediodía
que le risa ahogada del porvenir,
más que la sorna sorda y funesta
de saber que los días que están por venir,
grises y fríos, como los de antaño,
serán los últimos que me queden por pedir.
 Y se olvidan los besos,
se olvida hasta la forma de reír,
se olvidan las dulces caricias 
que se daban cuando aun 
el sol solía lucir,
cuando aun dolían las heridas
cuando aun, trémula sonrisa,
el plácido murmullo de esa niña
inundaba la habitación de alegría
y alejaba las sombras,
esas sombras que hoy vuelven a ocultar
toda la esperanza que desea brotar
y que corta las alas,
quema la vida,
rompe la ilusión
y pudre las ganas de soñar.



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