1 de febrero de 2012

¿Por qué febrero tiene 28 días?

Que febrero tenga 28 días (29 si estamos en año bisiesto) no es algo casual. Mucha gente cree que es así porque sí, porque a alguien se le antojó y punto, pero la historia de como febrero llegó a nuestros almanaques con 28 días es más enrevesada.

La Loba Capitolina
La historia de este peculiar mes tiene su origen en la creación de Roma, a finales del siglo VII. Aunque en Egipto, 2000 años antes, ya se había empezado a usar un calendario solar bastante parecido al de hoy en día, Rómulo, padre fundador de Roma, quiso conservar el calendario de los antiguos pueblos romanos: diez meses lunares (lo que hoy sería de marzo a diciembre aunque con meses de sólo 28 días) y un periodo de tiempo entre diciembre y marzo que no correspondía a ningún mes.
El nombre que se dio a los meses, y que aun hoy se conservan era el siguiente:
  • Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo.
  • Aprilis: consagrado a Venus (Apru en etrusco).
  • Maius: dedicado a la diosa Maia.
  • Iunius: consagrado a la diosa Juno.
  • Quintilis: llamado así por ser el quinto mes.
  • Sextilis: el sexto mes.
  • September: el séptimo mes.
  • October: el octavo mes.
  • November: el noveno mes.
  • December: el décimo mes.

Un siglo después, el rey Numa Pompilio, viendo que ese periodo de tiempo entre diciembre y marzo era excesivamente largo, creó dos meses nuevos: Ianarius (en honor a Jano) y Februarius, con lo que el año ya tenía 12 meses lunares.
Februarius estaba dedicado al dios Februus, dios de la muerte y la purificación. Se entendía que febrero era el mes para expiar los pecados, hacer las ofrendas a los dioses y pedir por el año nuevo, y así, en febrero se celebraban la februa, el festival de la purificación . Si se mira bien, febrero marca el fin del invierno, donde todo está muerto, y la llegada de marzo implicaba el comienzo de la primavera y el resurgir de la vida.
Pero el problema continuaba, el calendario lunar oficial estaba desfasado con el curso estacional. Así que para corregir esto, se optó por, cada cuatro años, añadir dos meses más al calendario, uno de 22 días y otro de 23, denominados Mercedonios o Intercalares. Aun así el problema del desfase se acrecentaba cada año, y para el 50 a.C, el invierno entraba oficialmente en lo que hoy conocemos como septiembre y el verano empezaba a mediados  de marzo.



Julio César, el calendario juliano y los años 'bisiestos'
Julio César

Así llegamos al año 44 a.C. Julio César decide que, para unificar el criterio estacional, los años constaran de 365 días y, cada cuatro años, se contara un día más para corregir el desfase solar. Antes, los astrólogos del césar, basándose en los estudios egipcios, establecieron que el año duraba 365'25 días, una cifra muy parecida a la real que actualmente rige nuestro calendario, 365,242198 días.
Repartió los días de manera que los meses impares: marzo (que por aquel entonces era el primer mes del año), mayo, julio (llamado Quintilis y que tomo el nombre de Julius a la muerte de Julio César, para honrar al creador de este calendario), septiembre, noviembre y enero tuvieran 31 días; mientras que abril, junio, agosto, octubre y diciembre tendrían 30 días. Al final quedaba febrero, último mes del año al que se le pusieron los restantes 29 días, y al que se le agregaba un día más cada cuatro años,... pero no porque fuera el mes con menos días, ni mucho menos, sino porque por aquel entonces era el último del año.
En la antigua Roma, las calendas eran el primer día de cada mes. Las jornadas anteriores al día 1 hacían referencia a esa fecha. Por lo tanto, en un año normal, de 365 días, el 1 de marzo, primer día del año, correspondía a las calendas de ese mes. En el cómputo cronológico de aquel entonces, el 29 de febrero era el día anterior (primero) a las calendas de marzo. El 28 de febrero sería el segundo día antes de estas calendas, y así sucesivamente, de modo que el 24 de febrero sería el 'diem sextum kalendas martias', el sexto día antes de las calendas de marzo. En los años bisiestos, después del 24 de febrero se agregaba un día, que era el 'bis-sextum kalendas martias', el bi-sexto día antes de las calendas de marzo: el día 25. Y de ahí surge la denominación de bisiesto para los años con 366 días. Como nosotros ya no contamos las calendas, nos resulta más cómodo considerar que el día agregado es en realidad el último del mes.
Para arreglar el desajuste que había en el calendario, el primer año del calendario juliano, el 44 a.C., tuvo 445 días.



Octavio Augusto y la razón de por qué febrero se quedó con 28 días


Febrero tenía 29 días de manera regular y 30 los años bisiestos, que se establecían cada 4 años. Todo parecía ir bien. Pero un tiempo después, los pontífices paganos, regidos más por motivos religiosos que por los astronómicos, decidieron considerar un año bisiesto cada tres años ordinarios, en vez de cada cuatro. Hacia el año 10 a.C., se dieron cuenta de que el desfase continuaba y, poco después, el emperador de aquella época, Cesar Octavio Augusto, llevó a cabo la última reforma del calendario juliano.
Julio César Octavio Augusto
En el 8 d.C., César Octavio Augusto, sobrino y sucesor de Julio César, decide volver a la antigua forma de su tío, y añadir un día adicional cada cuatro años. Y para corregir el desajuste que se arrastraba desde el último cambio, decidió que se excluyera el día adicional de cada año bisiesto durante 36 años, es decir, hasta el año 44 d.C. Y para conmemorar tan heroica hazaña, se decidió que el mes Sextilis, el mes en el que terminó de derrotar Marco Antonio y culminó con la caída de Alejandría (el sexto empezando a contar desde marzo), llevara su nombre, Augustus.
Pero había un problema. Julio, el mes de su tío Julio César, era de los considerados 'mayores', o sea, tenía 31 días, mientras que agosto sólo tenía 30. A Octavio eso no le gustó, ya que era el primer emperador de Roma y quería que su mes fuese tan largo como el de su tio. Para remediarlo, Octavio decidió quitarle un día a febrero, que pasaría a tener 28, y agregarselo a agosto, que pasaría a tener 31. Pero el cambio trajo otro problema, había tres meses con 31 días seguidos: julio, agosto y septiembre. Para remediarlo se decidió cambiar el número de días de los cuatro meses finales. Así, septiembre y noviembre pasaron a tener 30 días, y octubre y diciembre 31, dándonos la configuración actual de nuestro calendario.
 
Y os preguntaréis... entonces ¿por qué el año comienza en enero y no en marzo?
De eso, tenemos mucha culpa los españoles... pero de eso, del calendario gregoriano y del año que en Holanda no hubo Navidad, hablaré otro día.



Fuentes: 1, 2, 3 y 4

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