9 de noviembre de 2011

Günter Schbawoski y la metedura de pata que derribó 'El Muro'


"All in all you're just another brick in the wall" PINK FLOYD

Estamos en el verano de 1989. La situación en la RDA es asfixiante y gracias a la reducción de control fronterizo en varios países del pacto Praga – Varsovia, muchos alemanes orientales emigran a países como Hungría o Checoslovaquia donde pasar la frontera hasta occidente es más sencillo. Alemania Oriental se desangra, y sólo en septiembre 13.000 alemanes orientales emigran a Hungría y Checoslovaquia para, posteriormente, pasar a Occidente y pedir asilo en la RFA.
El Partido Socialista Unificado de Alemania, el SED, espoleado por el gobierno de la RDA y Moscú, y ante las quejas de Checoslovaquia y Hungría en torno a la masiva inmigración que estaban recibiendo desde Alemania Oriental, saca a propuesta, a principios de noviembre, la Ley de Viajes por las que endurece los requisitos de los alemanes orientales a viajar, incluso a países de control soviético. La medida es recibida de una manera muy crítica, se producen varios altercados, y el SED, dos días más tarde, el 5 de noviembre de 1989, decide rectificar y sacar una nueva ley.
El 6 de noviembre de 1989 se redacta un primer boceto de la nueva Ley de Viajes, y se elige a Günter Schabowski, secretario general del partido, y miembro del Politbüro, como el encargado de dar la noticia en una rueda de prensa el día 9 de noviembre a las 18:00.
El día 7 y 8 de noviembre, el Politbüro se reúne para matizar los puntos de la nueva ley antes del Consejo de Ministros del día 9, donde sería aprobada. Schabowski no aparece... nadie sabe donde está y nadie puede localizarle. Incluso se elige otro miembro del partido para dar la noticia en caso de que Schabowski no aparezca.
En los días anteriores al 9 de noviembre, el partido y el consejo de ministros establecen las bases para regular los viajes al exterior, facilitándolos, e incluso estableciendo medidas para conseguir pases especiales de visita para miembros de familias divididas por el muro. Pero este movimiento tenía un truco. Se permitiría el libre paso de ciudadanos siempre y cuando dispusieran de pasaporte y un visado en regla. Con esto, el gobierno oriental intentaba regular la huida de ciudadanos dando una falsa sensación de apertura de fronteras.
El día 9, a las 18:00, Schabowski se presenta en el Consejo de Ministros y en la rueda de prensa posterior para informar de las nuevas leyes. La sala está repleta de periodistas, no sólo de Alemania Oriental, si no también de la Occidental, e incluso internacionales, por lo que lo que allí se dijera se sabría en el mundo entero. Además era la primera vez en Berlín Oriental que en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros los periodistas tendrían derecho a preguntar. Schabowski empieza a leer unos papeles sobre las decisiones que se han tomado en el Consejo de Ministros. Schabowski daba la impresión de ni siquiera saber o comprender lo que allí ponía, de hecho, esos papeles se los había dado, según algunos, el mismo Ergon Krenz, el presidente de la RDA, minutos antes de la rueda de prensa.
Schabowski termina de leer los papeles y varios periodistas de la Alemania Oriental realizan preguntas a las que Schabowski, de manera robótica, responde. Eran preguntas preparadas por el partido. Pero hacia las 18:54, el periodista italiano de la ANSA, Riccardo Ehrman, pregunta a Schabowki: 
“Entonces, ¿qué privilegios da esta nueva ley con respecto a la que el SED promulgo hace unos días?”
Ehrman había llegado tarde a la rueda de prensa, y debido a la masiva afluencia de público, se había visto obligado a sentarse en el suelo en la parte delantera, justo enfrente de Schabowski. Éste, perplejo ante la pregunta, hojea y vuelve a hojear los papeles que anteriormente había leído. Ehrman añade: 
“¿No cree que fue un error introducir la Ley de Viajes hace unos días?”
Schabowski está colapsado. Mira los folios de delante sin decir ni palabra. Durante varios minutos, intenta buscar una respuesta. Al final, saca de su bolsillo varios papeles, escritos a mano, notas puntuales y en sucio que había tomado durante el consejo de ministros y dice:
"Los viajes privados al extranjero se pueden autorizar sin la presentación de un justificante, motivo de viaje o lugar de residencia. Las autorizaciones serán emitidas sin demora. Se ha difundido una circular a este respecto. Los departamentos de la Policía Popular responsables de los visados y del registro del domicilio han sido instruidos para autorizar sin retraso los permisos permanentes de viaje, sin que las condiciones actualmente en vigor deban cumplirse. Los viajes de duración permanente pueden hacerse en todo puesto fronterizo con la RFA."
Lo que Schabowski no sabía, es que realmente esa noticia no tenía que ser dada en ese momento. Al día siguiente, el SED adiestraría a la policía de la frontera y en cuestión de una semana se daría la noticia, cuando los soldados supiesen revisar los documentos y todo estuviese preparado para recibir a ciudadanos en busca de pasaportes o visados. Es más, Schabowski no mencionaba nada acerca de tales visados, y daba a entender que cualquiera que tuviese un simple carnet de identidad, podría pasar la frontera. Schabowski había metido la pata hasta el fondo.
Ehrman vuelve a preguntar: 
“¿Esta ley es vaĺida también para Berlín Oeste?
Schabowski no sabe que decir. Vuelve a ojear sus papeles ante la mirada de sus camaradas en la mesa. Vuelve a leer el mismo párrafo de antes y termina, concluyendo: 
La posibilidad de viajar se puede realizar desde cualquier frontera de la RDA a la RFA, y por tanto, también a Berlín Oeste”
Un gran revuelo agita la sala. Todo el mundo empieza a cuchichear y entre el murmullo general, Ehrman vuelve a preguntar: 
“¿Cuando entrará en vigor esta ley?”
Schbowski, despistado y sudoroso, vuelve a ojear sus papeles. Pero esta vez, no descubre que en la parte inferior, se explica que la ley entrará en vigor, de manera interna y sólo de conocimiento del partido, a partir del 10 de noviembre. Así que responde:
Por lo que tengo entendido, a partir de este momento”
La rueda de prensa se convierte en un punto de ebullición. Muchos periodistas salen corriendo de la sala para divulgar la noticia. Schabowski acaba de hacer un inmenso agujero en el muro. Entre murmullos, gritos y cuchicheos, el corresponsal del Daily Telegraph, Daniel Johnson, pregunta lo que todo el mundo estaba pensado: 
“¿Qué va a pasar ahora con el Muro de Berlín?”
Schabowski es todo un amasijo de nervios. Desconcertado, y quizá, en este momento, consciente de lo que acaba de provocar, empieza a balbucear algunas palabras sobre paz, desarme y libertad en Berlín:
"Que el Muro sea poroso en nuestro lado no resuelve todavía ni por sí solo la cuestión del sentido de esta frontera fortificada del Estado de la RDA...".
Pero la noticia corre como la pólvora. Eran las 19:10 del 9 de noviembre de 1989. Dos horas más tarde, El Muro se empieza a llenar de gente que quiere pasar al otro lado.  Los oficiales tienen órdenes de disparar a todo el que lo intente, y aunque encañonan a varios civiles, no se produce ninguna muerte. El oficial de fontera Manfred Sens, al que unos minutos antes se le había dado la orden de disparar a todo aquel que tratase de saltar el muro afirma: «Si las personas vienen corriendo en masa y disparamos, nos cuelgan del mástil de la bandera». En la Puerta de Brandenburgo la situación es crítica. Miles de personas se abalanzan sobre los guardias pidiendo que abran las puertas. El oficial al mando, llama a la sede de SED y pregunta que deben hacer. La respuesta desde el núcleo del partido no puede ser más vaga: “Hagan lo que estimen oportuno”. El cordón de policías cede, y la gente empieza a trepar el muro y pasar de un lado a otro. Son en torno a las 11 de la noche del 9 de noviembre de 1989. La Guerra Fría a terminado. El Telón de Acero comienza a derrumbarse.

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